viernes, 22 de abril de 2011

Julio Herrera y Reissig

Una Infinita Colisión Compleja 

Julio Herrera y Reissig (1875-1910) es el mejor poeta oriental. Eso no quiere decir que sea el poeta nacional. Al contrario, acusado de exotismo, podemos asumir que fue uno de los mejores poetas de la lengua, pero no típicamente uruguayo. Ejerció una crítica acerba de la cultura uruguaya tal cual la encontró. No se despreocupó de su país, sino que enfrentó a lo largo de su corta vida los problemas de vivir en este enclave. Su Tratado de la imbecilidad del país  (publicado recién en 2006) y otros documentos así lo atestiguan. Fue un sonetista exquisito en “Los éxtasis de la montaña” y en “Los parques abandonados”, y un cultivador del octosílabo en sus grandes nocturnos. Su tono paródico y humorístico lo llevaron más allá del modernismo. Su genio lo colocó por encima de las escuelas. Sólo comparable a Luis de Góngora por la excelencia de sus logros, fue el fundador de la modernidad en lengua española. Así lo prueba su repercusión en los poetas de la vanguardia hispanoamericana de la primera mitad del siglo XX y en los poetas neobarrocos de las últimas décadas.
  

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